ROSA LUXEMBURGO Y SU PENSAMIENTO REVOLUCIONARIO
La visión de Rosa Luxemburgo sobre la importancia de la autonomía de las masas para la construcción del socialismo y su concepción no instrumental de la democracia representan un recordatorio obligado para comprender la diversidad de orientaciones existentes entre los revolucionarios de las primeras décadas del siglo. Al mismo tiempo, obliga a reflexionar sobre la intensa marginación a la que fue sometido su pensamiento por parte de las izquierdas posteriores.[1]
Rosa Luxemburgo entendió desde el inicio de la revolución la continuidad entre dicho proceso y la anterior revolución de 1905. En su primera aproximación señalaba "...una vez en la brecha, la energía revolucionaria del proletariado ruso emprenderá, con la misma lógica ineluctable, la vía de una acción democrática y social radical y adoptará de nuevo el programa de 1905: república democrática, jornada de 8 horas, expropiación de los grandes terratenientes...".Al mismo tiempo, vincula expresamente la revolución con la lucha por la paz. "... Pero de ello emana en primer lugar para el proletariado socialista de Rusia la más urgente de las consignas, indisolublemente unida a todo lo demás: ¡Fin a la guerra imperialista!" (Cartas de Espartaco).
Rosa Luxemburgo se sitúa en el campo de la solidaridad con la revolución de octubre: "El levantamiento de octubre no solamente ha servido para salvar efectivamente la revolución rusa, sino también para salvar el honor del socialismo internacional". Sin embargo, desde el principio Rosa Luxemburgo es consciente de la tragedia que supondría el aislamiento de la revolución (carta a Luise Kautsky del 24 de noviembre), del cual culpa a las direcciones chovinistas de la socialdemocracia. Asimismo, mantuvo diferencias y recelos con las orientaciones bolcheviques a la paz separada con Alemania, que condujeron a la paz de Brest-Litovsk.
Rosa Luxemburgo una mujer con espíritu de lucha, que desde muy joven dedico su vida a defender a la clase trabajadora, y que en muchas de sus obras habla sobre este movimiento, se dedico a defender la posición de los movimientos organizados por trabajadores que en ese entonces eran perseguidos por las políticas impuestas, siendo mujer los motivaba a levantar una lucha en contra de las ideologías que los mantenían oprimidos.
A pesar de ser perseguida por hablar sobre movimientos revolucionarios, no se callaba ni mostró miedo por lo que le podía ocurrir si seguía en contra de las ideologías impuestas, Rosa Luxemburgo siempre se mostró erguida ante cualquier acontecimiento que ponía en peligro su vida.
En ningún momento dejo de decir la verdad, siempre escribía y daba a conocer sus ideas y de su energía revolucionaría a favor de los movimientos obreros, de los trabajadores y de los que se decían ser revolucionarios. En varias ocasiones fue a parar a la cárcel pero eso no la callaba, desde allí seguía escribiendo, las rejas le servían de inspiración.
"La libertad sólo para los que apoyan al gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numeroso que éste sea) no es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para el que piensa de manera diferente" (Rosa Luxemburgo)
Son numerosas sus aportaciones polémicas al debate socialista: sus posiciones sobre la huelga de masas, su afirmación de la capacidad creativa y espontaneidad de la clase obrera, la crítica al leninismo organizativo, su polémica oposición al derecho de autodeterminación en el capitalismo, sus trabajos sobre la acumulación de capital, la defensa del internacionalismo obrero, etc.[2]
Las libertades públicas no son algo accesorio, sino el aire mismo imprescindible para poder hablar de algo parecido al socialismo. "Lenin dice que el Estado burgués es un instrumento de opresión de la clase trabajadora, el Estado socialista, en cambio, de opresión a la burguesía. En cierta medida, dice, es solamente el Estado capitalista puesto cabeza abajo. Esta concepción simplista deja de lado el punto esencial: el gobierno de la clase burguesa no necesita del entrenamiento y la educación política de toda la masa del pueblo, por lo menos no más allá de determinados límites estrechos. Pero para la dictadura proletaria ése es el elemento vital, el aire sin el cual no puede existir". [3]
[1] Juan Manuel Vera, Rosa Luxemburgo y la Democracia, Texto publicado en Iniciativa Socialista nº 28, febrero 1994
[2] http://www.fundanin.org/vera9.htm
[3] El desafío de Rosa Luxemburgo, Buenos Aires, Proceso, 1972 (con textos de Bertram D. Wolfe, Hannah Arendt, Gilbert Badia, León Trotski, V.I.Lenin, J.P. Nettl, John Knief, Daniel Bensaid, Alain Nair, Michale Löwy y Paul M. Sweezy
martes, 19 de agosto de 2008
jueves, 14 de agosto de 2008
Biografía de Rosa Luxemburgo
BIOGRAFÍA DE:
Rosa Luxemburgo (1871-1919)
De origen judío, esta luchadora proletaria nació el 5 de marzo de 1871 en Zamosc, ciudad próxima a Lublin, en Polonia oriental, entonces sometida al Imperio zarista. Era la hija pequeña en una familia
de cinco hermanos, a quien una lesión mal atendida le dejó un defecto permanente en
la cadera.
Aunque Zamosc era muy pobre y los judíos constituían el último eslabón en la jerarquía social, el abuelo de Rosa Luxemburgo había fundado un próspero negocio de maderas y pudo pagar los estudios de sus hijos en los mejores institutos de Berlín. Su familia se desenvolvió en un ambiente muy culto, influenciado por los más avanzados escritores occidentales, especialmente alemanes. Polonia pugnaba por sobrevivir repartida y dividida por dos grandes naciones, como Alemania y Rusia, aunque en medio de una opresión asfixiante podía beneficiarse también de su proximidad a dos civilizaciones tan distintas y tan fructíferas. Ese crisol de influencias determinó el abierto contenido internacionalista que caracteriza la obra de Rosa Luxemburgo.
En mayo de 1898 radicó en Berlín y contrajo un matrimonio de conveniencia con un alemán para cambiar su pasaporte ruso por el prusiano y poder así desarrollar actividades políticas (prohibidas a los extranjeros) y no correr tampoco el riesgo de ser extraditada a su país.
Las tendencias reformistas se consolidaron y crecieron. Para combatirlas Rosa Luxemburgo escribió en 1899 Reforma social o revolución, una de sus obras fundamentales en la que, paralelamente a Lenin, desarrolla la batalla contra el revisionismo moderno de Bernstein. Este libro es un material obligado de lectura y reflexión en las filas del movimiento obrero revolucionario. No se trata de otra cosa que de la defensa de la vigencia del marxismo, y en él están ya refutadas las mismas acusaciones que hoy se lanzan contra las ideas comunistas.
En Alemania sólo Rosa Luxemburgo se interesaba por las cuestiones rusas. Se interesa por la escisión en el POSDR y, estallada la revolución, escribe numerosos artículos y pronuncia conferencias ante los obreros alemanes, vivamente interesados por la suerte de sus compañeros de clase, mientras la burocracia del SPD miraba hacia los kadetes y los eseristas.
Los artículos y conferencias le cuestan una condena por incitación a la violencia y pasa una temporada en prisión. Al salir comprende que no basta con escribir sino que es imprescindible la intervención directa sobre el terreno, por lo que a finales de diciembre de 1905 se traslada clandestinamente a Varsovia, todavía en estado de guerra, con la tropa patrullando por la calle, los comercios cerrados, las reuniones prohibidas y las barricadas cerrando todos los accesos.
El 4 de marzo es detenida en Varsovia junto con León Jogiches aunque logró su libertad el 28 de junio a causa de su delicado estado de salud, y fue expulsada de Varsovia. Viajó entonces San Petersburgo y luego a Finlandia, donde escribió su obra Huelga de masas, partido y sindicatos, al calor de la experiencia de la revolución.
En 1906 el SPD crea una escuela para la formación ideológica de los obreros, en la que Luxemburgo se encargará de impartir lecciones de economía. Para ello redacta un esbozo, que no se conserva íntegro y cuyos restos se publicaron en forma de libro titulado Introducción a la Economía Política, donde expone con gran sencillez los fundamentos que Marx había desarrollado en El Capital para que pudieran ser comprendidos por los cuadros del partido y los agitadores sindicales.
En 1913 se editó su libro La acumulación de capital, su obra teórica más importante y uno de los análisis clave del imperialismo moderno que, una vez más, suscitó una viva y violenta reacción de los jefes de la socialdemocracia alemana, viéndose ella obligada, a su vez, a defenderse escribiendo, ya en la cárcel, la Anticrítica.
Publicó otro artículo sobre los malos tratos que los oficiales y mandos del ejército propinaban a los soldados, y se le abrió un nuevo proceso por injurias al ejército. Al juicio se presentaron 30.000 familiares de soldados que estaban dispuestos a acreditar la veracidad de los malos tratos. Esta vez no les quedó más remedio que retroceder...
Pero la reacción prohibe La Internacional, del que no se difunde más que su primer número, y cuando el 19 de febrero de 1915 Rosa Luxemburgo se apresta para acudir a Holanda para participar en una reunión internacional de mujeres en compañía de Clara Zetkin, es detenida una vez más.
En prisión comienza la redacción los folletos Junius, criticados por Lenin, así como la Anticrítica, una respuesta a quienes habían criticado su libro La acumulación de capital. Pero arrojó algo a la cabeza de un carcelero y fue sometida a aislamiento, incomunicada y nuevamente condenada por ello. En julio es detenida también Clara Zetkin y, con Liebknecht en el frente, el movimiento contra la guerra imperialista aparece descabezado.
En enero de 1916 Rosa Luxemburgo sale de la cárcel y redacta La crisis en la socialdemocracia, que se publica clandestinamente con el nombre de Junius. Indudablemente la socialdemocracia estaba crisis, pero Luxemburgo seguía sin comprender la necesidad de crear un partido nuevo. Seguía confiando en poder trabajar desde dentro de la socialdemocracia, hasta que fue a su vez detenido en marzo de 1918.
Esta vez Luxemburgo no tendría juicio y permanecería indefinidamente secuestrada y trasladada de una cárcel a otra. En esa situación le llega el eco de Octubre y escribe una obra La revolución rusa de la que sólo se conservan algunos fragmentos, publicados bastantes años después de su muerte. En ella encontramos expuestas muchas de las ideas que compartía con los leninistas y sigue atacando a los reformistas, que consideraban que la Revolución de Octubre era algo puramente nacional, un fenómeno local exclusivo de Rusia:
Rosa Luxemburgo es la mujer cuyo papel en la lucha y en la elaboración teórica del comunismo ha sido más importante dentro de la historia del movimiento obrero internacional. Su extraordinaria inteligencia, empuje y capacidad -hablaba once idiomas- fueron razones para que pronto destacara como uno de los principales dirigentes de la socialdemocracia internacional. Consagró su vida a la educación internacionalista del proletariado a través de artículos de prensa, conferencias, escuelas obreras e impresionantes discursos, en los que destacó como una agitadora brillante y apasionada. Sus escritos son una aguda defensa sin concesiones de la revolución proletaria y de la honestidad en el compromiso con el proletariado.
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